Institute for Integrative Psychotherapy

Integrative Psychotherapy Articles



Los Conceptos Centrales de un
Análisis Transaccional Integrativo

Marye O'Reilly-Knapp y Richard G. Erskine

Traducción: Amaia Mauriz Etxabe
Revisión: Angela Pérez Burgos

Resumen

En el Análisis Transaccional Integrativo, los constructos conceptuales, las teorías y las subteorías están organizados en una Teoría de la Motivación, una Teoría de la Personalidad y una Teoría de los Métodos. La Teoría de la Motivación examina el funcionamiento humano y la necesidad de estímulos, de estructura y de relación. La Teoría de la Personalidad describe el contacto interno y externo, las interrupciones del contacto, el Guion de Vida y la función del yo. La Teoría de los Métodos enfatiza el poder de una relación sanadora. Estas teorías y estos métodos ayudan a los profesionales clínicos en la comprensión de los seres humanos, en la normalización de las funciones de los procesos psicológicos y en la sanación a través de la relación.

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Este artículo fue escrito en colaboración con Vincent Barrone, Fred Clark, Joan D'Amico, Landy Gobes, Burkhard Hofman, Fred Hufford, Joan Lourie, Carol Merle- Fishman, Linda Perrin, Elizabeth Richards, Damon-Arthur Wadsworth, Martha Walrath y Joshua Zavin.

Conceptos Centrales de un Análisis Transaccional Integrativo

Los textos de Eric Berne, escritos durante un periodo de 15 años, aportaron las líneas generales de lo que él consideraba los conceptos importantes de la teoría del Análisis Transaccional. Desarrolló muchas ideas brillantes que tuvieron una influencia extraordinaria, tanto en la práctica general de la psicoterapia como en la globalidad de la cultura. Sus ideas y terminología respecto a las caricias, juegos psicológicos, guiones de vida, estados del yo y contratos, son ahora parte del léxico común y se repiten tanto en las publicaciones populares como en la literatura de psicoterapia general.

Los escritos de Berne (1957/1977, 1961, 1972) sobre el concepto de los Estados del Yo proporcionan definiciones específicas y descripciones del “arcaico Estado del Yo Niño” (Berne, 1961, pp. 226-227) y de los efectos intrapsíquicos de un “influyente Estado del Yo Padre” (Berne, 1972, p. 444). Estos textos se centran en las dinámicas intrapsíquicas de los Estados del Yo. Posteriormente, en discusiones durante los seminarios, Berne hizo un cambio hacia descripciones conductuales y transaccionales de los Estado del Yo. No obstante reconoció que su trabajo teórico sobre Estados del Yo, y específicamente el desarrollo de métodos clínicos para trabajar tanto con la regresión arcaica como con la influencia intrapsíquica de los Estados del Yo Padre, estaba incompleto (Berne, 1961). Lo dejó a futuras generaciones de analistas transaccionales para cuestionar, perfeccionar y desarrollar más la teoría del Análisis Transaccional y su práctica clínica (Berne, 1972).

Berne identificó e incluso desarrolló la mayoría de los primeros conceptos básicos en Análisis Transaccional, pero no expandió ni perfeccionó muchos otros conceptos, subteorías o intervenciones en el tratamiento. Además escribió muy poco sobre los métodos clínicos. Berne (1966) citó ocho actuaciones terapéuticas que eran psicoanalíticas en origen y aportó algunos ejemplos elementales de sus intercambios terapéuticos con los clientes (Berne, 1961). Animó activamente a los demás a escribir sobre sus experiencias clínicas, a desarrollar teorías y a pulir los conceptos fundamentales del Análisis Transaccional. De hecho, los premios “Eric Berne Memorial Award” fueron creados con ese mismo propósito: estimular el desarrollo y el perfeccionamiento de la teoría y de los métodos del Análisis Transaccional. Desde 1972, los artículos distinguidos con estos premios han ampliado los conceptos centrales del Análisis Transaccional y enriquecido tanto la teoría como la práctica clínica.

Berne, o bien no se percató de lo profundas que eran algunas de sus ideas, o simplemente no desarrolló algunos conceptos. Por ejemplo, los conceptos de hambre de estímulo o sensaciones, hambre de reconocimiento y hambre de estructura (Berne, 1961), podrían haber proporcionado una metateoría — esto es, una teoría transaccionalista de la motivación. Sin embargo, Berne (1966) únicamente lo simplificó dentro de la taxonomía de Estructuración del Tiempo y, de este modo, sus originales visiones sobre la importancia de las “hambres” como sistema de motivación, se perdieron. Por consiguiente, la teoría del Análisis Transaccional ha carecido, hasta tiempos recientes, de una adecuada explicación sobre la motivación (Erskine, 1995/1997d).

Hacia el final de su vida, Berne (1972) escribió un libro sobre Guiones de Vida que se publicó de hecho póstumamente: “¿Qué dice usted después de decir hola? La Psicología del destino humano”. En este libro examinaba primordialmente el origen infantil de estos planes inconscientes de vida. Estaba interesado en cómo el Guión de Vida (formado por programaciones parentales, mandatos, modelado, cuentos de hadas y decisiones durante la infancia) influía más tarde en la conducta adulta y en las relaciones significativas actuales, determinaba las naturalezas de las fantasías y de los recuerdos seleccionados y afectaba a la salud general en la vida adulta. Sin embargo, aparte de proporcionar una consciencia cognitiva, no describió los métodos terapéuticos para el tratamiento de estas creencias inconscientes destructivas, sentimientos y patrones conductuales que se manifiestan en el cliente adulto.

Durante los últimos 25 años, una larga serie de artículos han definido el Análisis Transaccional Integrativo. Empezando en 1975 con “El ABC de una Psicoterapia Efectiva”, Erskine (1975/ 1997a) identificó cómo el Análisis Transaccional podría ser integrador de la personalidad del cliente al abordar los ámbitos cognitivos, afectivos y conductuales durante la psicoterapia. Los ámbitos afectivo, cognitivo, conductual y fisiológico representan ejemplos de dónde el cliente está abierto o cerrado al contacto y proporcionan al clínico un conocimiento sobre las diferentes vías para la dirección terapéutica. Este concepto integrativo fue también principal en “El Sistema de Racket: Un Modelo de Análisis de Racket” (Erskine y Zalcman, 1979) y “La Cura del Guión: Conductual, Intrapsíquica y Fisiológica” (Erskine, 1980/ 1997b). Ware (1983) y Joines (1986) expandieron el concepto de identificar dónde los clientes están abiertos o cerrados al contacto y lo aplicaron a las categorías diagnósticas estándar. Además, Cornell (1975, 1997) apoyó la importancia de integrar el contacto físico y las terapias corporales neo-Reichianas con el Análisis Transaccional.

Los textos recientes de Análisis Transaccional Integrativo se han centrado en la práctica psicoterapéutica y en la Teoría de la Motivación (Erskine, Moursund, y Trautmann, 1999). Los analistas transaccionales que están escribiendo y trabajando desde una perspectiva integrativa han basado sólidamente sus fundamentos teóricos en los conceptos de Eric Berne y han recurrido también a otras teorías y autores para retar, validar e intercambiar la fecundación de ideas (Bary y Hufford, 1990; Christoph-Lemke, 1999; Clark, 2001; Gobes, 1990; Guistolise, 1996; Korol, 1998; Little, 1999; Loria, 1991; Lourie, 1996; Matze, 1991; O'Reilly-Knapp, 2001a, 2001b; Putnam, 1996; Salinger, 1996; Small, 1996; Spitz, 1996).

Conceptos Integrativos

Varios modelos teóricos ilustran los conceptos fundamentales de la Psicoterapia Integrativa. Los constructos conceptuales, las teorías, las subteorías y las ideas interrelacionadas están organizados en tres clases de teorías: motivación, personalidad y métodos. La Teoría de la Motivación provee de una comprensión integral del funcionamiento humano y de una metaperspectiva que abarca y unifica las Teorías de la Personalidad y de los Métodos. Los imperativos biológicos de hambre de estímulo, hambre de estructura y hambre de relación proporcionan dicha teoría de la motivación humana.

Las obras clásicas de Análisis Transaccional no han hecho hincapié en una Teoría de la Motivación que explique el funcionamiento humano proporcionando un marco de organización para la comprensión de la Teoría de la Personalidad así como de la Teoría de los Métodos. Los escritos de Steiner (1974) sobre las caricias y los de English (1977, 1987, 1988) sobre “patrones existenciales” que provienen de los impulsos de supervivencia, expresividad y quiescencia, ofrecen los primeros intentos de una Teoría de la Motivación del Análisis Transaccional.

Cuatro modelos visuales ilustran las Teorías de la Personalidad en un Análisis Transaccional Integrativo. Los conceptos de contacto interno y externo e interrupción del contacto están representados en el modelo del self-en-relación (Figura 1). Este modelo identifica los ámbitos cognitivo, afectivo, conductual y fisiológico así como el espacio interpersonal de contacto con otros. Esto proporciona una vía para la dirección terapéutica (Erskine y Trautmann, 1993/1997b).


Figura 1
El Sistema del Self-en-Relación

El modelo del Sistema de Guión (Figura 2) y el modelo original de Berne (1961) sobre los Estados del Yo ilustran los conceptos fundamentales del Guión de Vida y las funciones del yo. Cada uno de estos modelos es una herramienta clínica que puede ser utilizada para identificar tanto las manifestaciones conductuales como los procesos intrapsíquicos de interrupción del contacto, el Guión de Vida o los conflictos con los Estados del Yo. El modelo conceptual de Estados del Yo (Figura 3) ilustra las dinámicas de una influencia interna del Estado del Yo Padre sobre un dependiente Estado del Yo Niño fijado en un periodo previo de la etapa evolutiva.

El Sistema de Guión brinda más detalles sobre los componentes intrapsíquicos de un sistema arcaico de reacciones de supervivencia, conclusiones y decisiones que son diseñadas para reprimir necesidades y sentimientos arcaicos. La manifestación conductual, las experiencias fisiológicas internas, las fantasías y los recuerdos reforzantes confirman las creencias de guión y mantienen las interrupciones del contacto (Erskine y Zalcman, 1979).


Figura 2. El Sistema de Guión


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Figura 3. Estados del Yo

La Teoría de los Métodos está basada en la premisa de que la cura del guión se produce en una relación sanadora de pleno contacto entre cliente y terapeuta. El Ojo de la Cerradura o Keyhole (Figura 4) es un diagrama visual de la Teoría de los Métodos. Esta teoría y modelo enfatiza el contacto con el self (un proceso intrapsíquico) y el contacto-en-la-relación externo (proceso interpersonal). La Indagación, la Sintonía y la Implicación son categorías de muchas transacciones terapéuticas y comprenden las “series de métodos facilitadores-de-contacto y orientados-a-la-relación” (Erskine y Trautmann, 1996/1997a, p. 22). Los conceptos de Indagación, Sintonía e Implicación representan una selección de métodos que son centrales para la relación terapéutica y cruciales para la reorganización de la personalidad que conduce a la cura del guión.

MÉTODOS DE PSICOTERAPIA

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Figura 4
Métodos de una Psicoterapia Integrativa

El Análisis Transaccional Integrativo tiene, por tanto, una teoría coherente de Motivación, de Personalidad y de Métodos que provee de una consistencia teórica y que unifica las conexiones entre motivación y personalidad, además de proporcionar dirección a los métodos terapéuticos.

Principios Fundamentales

La orientación filosófica central—los principios fundamentales—de la Psicoterapia Integrativa incluye:

  • El reconocimiento de que las personas están, a lo largo de su vida, buscando relación e interdependencia
  • La afirmación del valor innato de los seres humanos
  • La normalización de las funciones en los procesos psicológicos
  • El compromiso hacia un cambio positivo de vida
  • El enfoque en el contacto interno y externo como un aspecto esencial del funcionamiento humano
  • El énfasis del proceso evolutivo del individuo
  • El reconocimiento de la importancia y el significado de la relación terapéutica

Estos principios guían a los analistas transaccionales integrativos en sus métodos terapéuticos al otorgarles un sistema de valores sobre el proceso terapéutico y, en especial, sobre la relación del cliente con el terapeuta.

Motivación, Contacto y Relación

Reconocer que las personas estamos en búsqueda de relación confiere sentido a la Teoría de la Motivación que describe la necesidad del ser humano de estímulo, estructura y relación. Berne (1963) escribió: “Un esfuerzo por alcanzar la intimidad subyace a las actividades más intensas e importantes” (p.159). La Psicoterapia Integrativa ha incorporado los conceptos de hambres de Berne dentro de un marco de trabajo de Contacto-en-la-Relación. La atención se presta a los imperativos biológicos de hambre de estimulo, de estructura y de relación como una Teoría de la Motivación.

Estímulo: “Los estímulos operan tanto interna como externamente y proveen de un sistema de feedback informativo que conduce a la satisfacción de las necesidades básicas” (Erskine, 1995/ 1997d, p. 12).

Estructura: “El hambre de estructura es el impulso de organizar la experiencia…[un] impulso innato para conformar patrones perceptuales y configuraciones…que crean sentido y predictibilidad y…organizan la continuidad de la experiencia a lo largo del tiempo” (Erskine, 1995/ 1997d, p. 12).

Relación: “La satisfacción del hambre de relación depende de la consciencia de las necesidades relacionales (estímulo interno), de lo que el individuo piensa de sí mismo y de los demás en las relaciones interpersonales (estructura) y de la conducta de la otra persona en la relación (estímulo externo)” (Erskine, 1995/1997d, p. 13).

Las tres hambres, todas ellas, son importantes dado que la alteración en una cualquiera puede causar una sobrecompensación en al menos una de las otras. Por ejemplo, una persona que no tiene una relación significativa, puede utilizar la sobre-estructuración para compensar la falta de relación. Berne (1961) escribió que “los estímulos son necesarios con el fin de asegurar la integridad de la neopsique y la arqueopsique. Si el flujo [de estímulos] se interrumpe o se nivela en una monotonía, se ha observado que la neopsique se desorganiza…y por último, la función arqueopsíquica se desorganiza también” (p.83).

El contacto es además una parte importante de la Teoría de la Motivación. Centrarse en el contacto interno y el externo se considera como algo esencial en el funcionamiento humano. El contacto interno consiste en “sensaciones, emociones, ideas, fantasías, deseos y necesidades” (Erskine, Moursund y Trautmann, 1999, p. 4). La relación con los demás es también un componente importante de la Teoría de la Motivación. Una de las premisas principales de la Psicoterapia Integrativa es que la necesidad de relación “es una experiencia motivadora primaria de la conducta humana y el contacto es el medio por el cual la necesidad [relacional] se satisface” (Erskine y Trautmann, 1996/1997a, p. 20). El contacto con uno mismo (todas nuestras sensaciones, sentimientos, recuerdos, pensamientos, carencias, necesidades, deseos, fantasías) y con otros (nuestras relaciones) se ven afectados por lo abierto o cerrado que estemos al contacto. Las protecciones defensivas nos mantienen cerrados al contacto; la disolución de las defensas nos abre al contacto. La relación terapéutica proporciona en este caso tanto una oportunidad para disolver las posiciones defensivas construidas sobre creencias y decisiones arcaicas, como un enfoque en la vida del ahora, al lograr la satisfacción de las necesidades relacionales de hoy en día con la familia y con los amigos.

Las necesidades relacionales están incluidas en la Teoría de la Motivación. “Las necesidades relacionales son las necesidades exclusivas del contacto interpersonal” (Erskine y Trautmann, 1996/1997a, p. 28). Estas necesidades relacionales se consideran en dos espacios: el aquí y ahora y el ego arcaico. Cuando se integran las experiencias vitales (Estado del Yo Adulto), entonces las necesidades relacionales están basadas en la relación del aquí-y-ahora. En la contaminación del yo Adulto, ya sea a través de fijaciones arcaicas (Estados del Yo Niño) o de introyecciones (Estados del Yo Padre), las necesidades adultas presentes están comprometidas. En la relación terapéutica, el Padre no integrado y las fragmentaciones del Niño se abordan con una comprensión de cómo las necesidades arcaicas—necesidades no correspondidas en relaciones tempranas—se ponen de manifiesto en la transferencia.

Las necesidades relacionales —es decir, las necesidades relevantes a lo largo del ciclo vital— incluyen: la necesidad de seguridad, donde la protección se experimenta en la relación; validación, afirmación e importancia (ser significativo) dentro de la relación; aceptación por otra persona estable y confiable; confirmación de la propia experiencia personal por el otro; auto-definición, donde la propia unicidad puede ser expresada y aceptada por otra persona; la necesidad de hacer impacto en el otro; la necesidad de que el otro asuma la iniciativa; y la necesidad de expresar amor (pp. 28-31).

La Organización de la Personalidad

Estados del Yo, Transferencia y Sistema de Guión son los principales conceptos dentro de la Teoría de la Personalidad en el Análisis Transaccional Integrativo. Los Estados del Yo Niño arcaicos y los Estados del Yo Padre introyectados se contemplan como estados separados del yo que no se han integrado a través de las experiencias vitales. Los mecanismos de defensa estabilizan y protegen al individuo, pero esta estabilidad restringe la espontaneidad, la intimidad y la flexibilidad, tan imprescindibles para el crecimiento.

El conocimiento de los mecanismos de defensa es esencial para entender el funcionamiento del Estado del Yo y cómo son activados estos Estados del Yo. Debido a la fijación de los mecanismos de defensa, los aspectos del Niño arcaico o del Padre introyectado permanecen como estados separados y no se integran en la consciencia neopsíquica del Aduto (Erskine y Moursund, 1988, p. 23).

Estas fijaciones evolutivas se analizan teniendo en cuenta “una correlación cuatripartita de los determinantes conductuales, sociales, históricos y fenomenológicos de los Estados del Yo” (Erskine, 1991/1997e, p. 136).

Las Transacciones Transferenciales se identifican dentro de una perspectiva de Estados del Yo como una manifestación, o bien de un Estado del Yo arqueopsíquico o de un Estado del Yo exteropsíquico, en donde hay un conflicto intrapsíquico entre dos o más Estados del Yo (Erskine, 1991/1997e, p. 139). La Transferencia es vista como:

  1. El medio por el cual el cliente puede describir su pasado, las necesidades relacionales que han sido frustradas y las defensas que se erigieron para compensarlo;
  2. La resistencia a recordar íntegramente y, paradójicamente, una activación inconsciente de las experiencias infantiles [la relación repetida];
  3. La expresión de un conflicto intrapsíquico y el deseo de lograr intimidad [la satisfacción de las necesidades relacionales]en las relaciones [la relación terapéutica necesaria] o
  4. La expresión del esfuerzo psicológico universal para organizar la experiencia y crear sentido (p. 143).

El Sistema de Guión refleja las respuestas impulsadas por el guión y los patrones de transacciones transferenciales que emergen en la relación terapéutica. Trabajar con el guión, dentro del Sistema de Guión, permite al terapeuta enfocarse en tres dimensiones: conductual, intrapsíquica (afectiva y cognitiva) y fisiológica. El foco de atención siempre se centra en donde la persona esté abierta o cerrada al contacto. El Sistema de Guión aborda las creencias y los sentimientos intrapsíquicos, las conductas, las fantasías, los recuerdos y las experiencias fisiológicas.

El Sistema de Guión ofrece un modelo para entender las dinámicas sistemáticas entre las dimensiones intrapsíquicas, conductuales y fisiológicas del Guión de Vida. El Sistema de Guión diseña y correlaciona cómo las reacciones intrapsíquicas (conclusiones y decisiones defensivas) y las introyecciones que conforman el núcleo del Guión de Vida, se organizan en creencias de guión; cómo estas creencias centrales se manifiestan en conductas, fantasías y tensiones fisiológicas; y cómo un individuo estructura sus percepciones y sus interpretaciones de las experiencias para otorgar refuerzo a las creencias de guión (Erskine, 1994/1997c, p. 57).

La reorganización de la personalidad tiene lugar en la integración de los procesos intrapsíquicos afectivos, cognitivos y fisiológicos con la conducta manifiesta, por medio de una relación terapéutica de contacto.

Indagación, Sintonía e Implicación

Los procesos de Indagación, Sintonía e Implicación son categorías de métodos específicos. Cada una de estas categorías son “series de métodos facilitadores-de-contacto y orientados-a-la-relación” (Erskine y Trautmann, 1996/1997a, p. 22).

Indagación: “El proceso de la indagación conlleva que el terapeuta esté abierto a descubrir la perspectiva del cliente, mientras el cliente simultáneamente descubre su propio sentido de sí mismo con cada una de las afirmaciones y peguntas del terapeuta que potencian la toma de consciencia” (p. 22).

Sintonía: “La sintonía es un proceso de dos partes: comienza con la empatía—es decir, ser sensible e identificarse con las sensaciones, necesidades y sentimientos del otro—y la comunicación de esta sensibilidad a la otra persona” (p. 24).

Implicación: “La implicación terapéutica que incluye el reconocimiento, la validación, la normalización y la presencia reduce los procesos defensivos internos” (Erskine y Trautmann, 1996/1997a, p. 31).

La Indagación, la Sintonía y la Implicación son claves en la Teoría de los Métodos y aportan un marco de referencia para la conceptualización de los principales métodos de Psicoterapia Integrativa. La Teoría de los Métodos confirma el valor innato de los seres humanos y reconoce la importancia de la relación terapéutica.

El objetivo de un Análisis Transaccional Integrativo es que el cliente, en la relación con el terapeuta, descubra y comprenda los procesos intrapsíquicos y los mecanismos de defensa. La Indagación, la Sintonía y la Implicación, empáticas y terapéuticas, permiten al cliente actuar los procesos psíquicos y sus defensas en la relación terapéutica. Las funciones intrapsíquicas de predicitibilidad, identidad, consistencia y estabilidad se tienen en cuenta para ayudar al cliente a abandonar las antiguas defensas y distorsiones. La relación terapéutica se emplea como el espacio “intermedio”, es decir, en el medio, entre los viejos patrones protectores y una nueva forma de relacionarse (Erskine, Moursund y Trautmann, 1999, p. 239).

La sensibilidad con el nivel evolutivo de funcionamiento psicológico del cliente es una parte importante de la metodología. La sintonía con la etapa evolutiva significa ser consciente y responsivo a los comportamientos y experiencias del cliente en el nivel de regresión. “El propósito del enfoque en el desarrollo evolutivo es responder al cliente al nivel de edad en el que hubo la carencia de contacto-en-la-relación, cuando se produjeron las fijaciones en el sistema representacional de sí mismo, de los otros y de la calidad de la vida” (p. 27). La edad de las experiencias del cliente se tiene en consideración a la hora de reconocer, validar y normalizar estas experiencias. “A través de la indagación en la historia, las expectativas, el afrontamiento, las elecciones, y en las decisiones y vulnerabilidades, los niveles fenomenológicos, transferenciales y defensivos de la experiencia pueden pasar al primer plano” (Erskine y Trautmann, 1996/1997a, p. 23). Las necesidades no correspondidas de la infancia fijadas en figura o fondo y las defensas activadas como compensación, se convierten en el foco de la psicoterapia.

Cuando el cliente experimenta el reconocimiento y la validación en la relación terapéutica, puede aparecer en primer plano lo que no se le dio a esa persona en su experiencia temprana. La relación con el terapeuta desencadena una consciencia de la carencia relacional en el trauma o en la negligencia original. La reacción de yuxtaposición se describe como intensas respuestas emocionales suscitadas por el contacto del terapeuta con el cliente (Erskine y Trautmann, 1996/1997a, p. 33). El fenómeno de la yuxtaposición “ocurre cuando existe para el cliente un marcado contraste entre lo que se proporciona en la relación terapéutica y lo que se necesitó y anheló pero que no se dio en relaciones previas” (Erskine, Moursund y Trautmann, 1999, pp. 151-152). Se crea un conflicto a partir de la necesidad de contacto y de darse cuenta de la falta de relación. Entender el fenómeno de la yuxtaposición puede ayudar al terapeuta a identificar las interrupciones del contacto y al cliente a comprender lo que se necesitó.

Las perturbaciones del contacto también suceden en las rupturas o en las interrupciones de la relación terapéutica. Examinar las rupturas o las interrupciones puede proveer al cliente y al terapeuta de información y de comprensión sobre los fallos arcaicos y sobre las reminiscencias que afectan a las relaciones de hoy en día. La reparación en la relación terapéutica aporta la exploración de los fallos relacionales en el ahora y, en última instancia, una mejor comprensión de los fallos arcaicos repetitivos (Erskine, 1994/1997c).

Otra vía para la toma de consciencia cognitiva, afectiva, conductual y fisiológica se encuentra en la regresión guiada. Dentro de dicha regresión, el cliente, en presencia del terapeuta, puede explorar sus fijaciones y proyecciones originales. En este proceso, “un cliente puede re-examinar relaciones, acceder y cambiar antiguas decisiones y sanar el trauma acumulativo de la infancia, al poner en acción y experimentar en fantasía lo que en realidad no estuvo disponible” (Erskine, Moursund y Trautmann, 1999, p. 63). El propósito de la regresión es identificar los conflictos en las etapas evolutivas más tempranas, brindar una oportunidad de explorar las experiencias históricas y fenomenológicas e identificar qué patrones permanecen en las relaciones actuales.

La confrontación es un método específico para traer a la consciencia una discrepancia entre pensamientos y conductas contradictorios. En este proceso en particular, el foco se centra en la posición defensiva del cliente y en las implicaciones de esta actitud defensiva con las relaciones de la actualidad (O'Reilly-Knapp, 2001a, 2001b). Para que el cliente se enfrente a tales defensas y a la finalidad de ese tipo de protecciones, es crucial una fuerte relación terapéutica. También es importante una confrontación empática que tenga en cuenta el respeto y la sensibilidad a la posición del cliente. Un artículo de Clark (1991) sobre Análisis Transaccional Integrativo propuso transacciones empáticas en “la regulación de la intensidad y del estilo directo de las transacciones durante las diferentes fases del tratamiento” (p. 92). En una relación terapéutica bien establecida, la confrontación puede resultar muy útil.

Otro método que merece atención es la asociación libre. La asociación libre es similar al método psicoanalítico en que el cliente es invitado a decir cualquier cosa que llegue a su mente. La única excepción es que la asociación libre, dentro del Análisis Transaccional Integrativo, involucra al terapeuta en la relación con el cliente. Esto se logra manteniendo al terapeuta como testigo de las asociaciones libres del cliente y como un compañero activo en la expresión selectiva de lo que él o ella piensa y siente. La presencia del terapeuta permite destacar, elaborar y clarificar, todo lo cual conduce a la indagación y a la validación y, por tanto, al reconocimiento de la importancia de la experiencia del cliente.

El último componente a incluir es el trabajo corporal, una dimensión importante en la cura del guión. El objetivo del tratamiento en el trabajo del guión corporal “es energetizar el tejido corporal que se inhibió y se volvió rígido por la represión de las necesidades insatisfechas y de los sentimientos primarios” (Erskine, 1980/1997b, p. 154). Las reacciones fisiológicas pueden ser observadas, por ejemplo, en la tensión muscular y en los cambios de los patrones respiratorios. Se puede tener acceso a las sensaciones internas que no son directamente observables, indagando en la experiencia fenomenológica de la persona. El trabajo directo con las estructuras corporales puede incluir el toque, el masaje muscular, la modificación de los patrones respiratorios, y estimular y/o inhibir los movimientos (Erskine, 1980/1997b). El ámbito fisiológico debe ser alineado con los otros tres ámbitos — el cognitivo, el afectivo y el conductual. Cuando estas tres dimensiones del funcionamiento humano son integradas, ayudan a la persona a vivir más plenamente en el presente.

Conclusión

Berne proporcionó a los analistas transaccionales una sólida base sobre la que construir y desarrollar aún más sus ideas. El Análisis Transaccional Integrativo ha asumido las ideas de Berne sobre las hambres y ha desarrollado una Teoría de la Motivación — los imperativos biológicos del hambre de estímulo, hambre de estructura y hambre de relación. Los Estados del Yo y los procesos intrapsíquicos, el Guión de Vida y el contacto e interrupciones del contacto, son centrales en la Teoría de la Personalidad. Los procesos de Indagación, Sintonía e Implicación son categorías de métodos específicos que son facilitadores del contacto y están orientados a la relación. Las categorías de los métodos son manifestaciones de la Teoría de los Métodos: la sanación está en la relación terapéutica plena de contacto.

La Teoría de la Motivación, la Teoría de la Personalidad y la Teoría de los Métodos están representadas por cuatro modelos. El modelo de la Teoría de la Motivación está representado por el equilibrio dinámico de los imperativos biológicos de las hambres de estímulo, de estructura y de relación. El Modelo de la Personalidad está representado en el diagrama del self-en-relación, en el modelo conceptual de Estados del Yo de Berne y en el Sistema de Guión. El “Ojo de la Cerradura”— que representa la interrelación de Indagación, Sintonía e Implicación— es un diagrama de la Teoría de los Métodos. La congruencia y la unidad entre las Teorías de la Motivación, de la Personalidad y de los Métodos del Análisis Transaccional Integrativo ayudan al psicoterapeuta en la comprensión de los seres humanos, en la normalización de las funciones de sus procesos fisiológicos y en la sanación a través de las relaciones.

De la misma manera que Berne criticaba la teoría y los métodos del Psicoanálisis freudiano, también retaba a aquellos con quienes trabajaba a pulir y a ampliar la teoría y los métodos del Análisis Transaccional. Nosotros, siguiendo el estilo de crítica y de reto de Berne, invitamos a otros a pulir y a ampliar la Teoría del Análisis Transaccional. La tarea para todos nosotros, sin importar con qué escuela nos identifiquemos — la Escuela de Análisis Transaccional de San Francisco, la Terapia de Redecisión, la Escuela de Catexis del Análisis Transaccional o el Análisis Transaccional Integrativo — es ayudar a nuestros clientes a alcanzar un nivel óptimo de bienestar. A medida que nuestros clientes consiguen la cura de su guión y llegan a entender y a apreciar su propia unicidad, nosotros podemos también continuar desarrollando y puliendo nuestras teorías y nuestros métodos.

Richard G. Erskine, Ph.D., TSTA (Docente y Supervisor de Análisis Transaccional), es Director de Formación del Instituto de Psicoterapia Integrativa, Nueva York.

Marye O'Reilly-Knapp, D.N.Sc., CTA (Analista Transaccional Certificada), tiene práctica privada en Devon, Pennsylvania y también es profesora asistente en Widener University School of Nursing.

Los colaboradores de este artículo son todos los miembros del Seminario de Desarrollo Profesional del Instituto de Psicoterapia Integrativa, Kent, Connecticut, U.S.A.

Por favor enviad las solicitudes de reedición a Richard G. Erskine, Ph.D

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Este artículo fue publicado por primera vez en Transactional Analysis Journal, Vol. 33, No. 2, pp. 168-177. Reeditado con permiso de la ITAA.

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